Aldous Huxley
La obra literaria de Aldous Huxley, una mezcla de sociología, psicoanálisis y hasta de ciencias biológicas, legado de un visionario inglés que por pasarse la vida escarbando los problemas que aquejaban al Hombre se convirtió al Vedantismo y hasta experimentó con el LSD, droga sicodélica ligada a la moda hippie y a famosos cantantes de los años 60. Pero Huxley, ya había experimentado con otra sustancia que le hizo famoso en el ámbito literario. Se trataba del soma.
El soma, un estupefaciente creado a partir de la mezcla de cocaína y morfina, consumido por los ciudadanos que conformaban la sociedad del futuro: un solo gobierno mundial represor y totalitario, en donde la guerra y la pobreza no existen, pero tampoco la familia (la reproducción está basada sobre el cultivo de humanos), el arte, la filosofía y la religión, y hablar de historia o de la reproducción vivípara es uno de los actos más obscenos. El soma llenaba los vacíos existenciales y creaba en el individuo un estado de felicidad absurda, un placer que le bastaba para aplacar todo mal existente.
Aldous Huxley detalla la vida de esta futura sociedad en Un mundo feliz, novela de ciencia ficción que refiere a una sociedad de tecnología avanzada, en donde cada ciudadano goza de una falsa felicidad, que no es más que el resultado de un condicionamiento basado en la hipnopedia -transmisión de mensajes repetitivos durante el sueño-. De esta manera, cada integrante de la gran sociedad estaba satisfecho de ser quien era y ocupaba un cargo según la raza a la que pertenecía, y si sentía algún malestar ligado a las emociones, lo solucionaba con unas tabletas de soma.
La utopía de Huxley es una mirada al mundo futuro, pero de manera sarcástica. El escritor inglés, destacó por ser un gran intelectual prematuro que influía con sus ideas ligadas a la libertad humana. Como periodista, viajó por todo el mundo y tuvo un notable interés en la filosofía oriental, que se contraponía a los trastornos generados por la civilización occidental. Influido por el ancestral pensamiento, escribió libros que pregonaban el pacifismo y las ideas espirituales de los Vedas. Años después, descubriría drogas como la mescalina, LSD y psilocibina, estupefacientes sicodélicos que le permitían ver con “claridad” los problemas existentes en el mundo moderno.
El LSD -droga que induce a estados alterados de conciencia, comparados a los de la esquizofrenia- se hizo popular entre los artistas de la época. The Beatles, The Doors (banda inspirada en Las puertas de la percepción, libro espiritual de Huxley) y Pink Floy, fueron algunos grupos que la consumían abiertamente; incluso, el grupo liderado por Jhon Lennon grabó la canción Lucy in the Sky with Diamonds, acróstico del LSD. Aunque Lennon negó dicha relación, el video clip decía lo contrario: era una animación en colores sicodélicos que representaban una alucinación.
Huxley rechazó -como lo hiciera después el líder de The Beatles- el título de Caballero de la corona británica. El alejamiento hacia lo material y superfluo fue la consigna mística que lo acompañó hasta el final de sus días. En el lecho de muerte, al no poder pronunciar palabra alguna, le pidió por escrito a su esposa 100 microgramos de LSD, lo que le permitió morir apaciblemente, oyendo, desde el más allá, la lectura del Libro tibetano de los muertos, como lo había deseado. Murió a los 69 años.
Felipe Revueltas
La obra literaria de Aldous Huxley, una mezcla de sociología, psicoanálisis y hasta de ciencias biológicas, legado de un visionario inglés que por pasarse la vida escarbando los problemas que aquejaban al Hombre se convirtió al Vedantismo y hasta experimentó con el LSD, droga sicodélica ligada a la moda hippie y a famosos cantantes de los años 60. Pero Huxley, ya había experimentado con otra sustancia que le hizo famoso en el ámbito literario. Se trataba del soma.
El soma, un estupefaciente creado a partir de la mezcla de cocaína y morfina, consumido por los ciudadanos que conformaban la sociedad del futuro: un solo gobierno mundial represor y totalitario, en donde la guerra y la pobreza no existen, pero tampoco la familia (la reproducción está basada sobre el cultivo de humanos), el arte, la filosofía y la religión, y hablar de historia o de la reproducción vivípara es uno de los actos más obscenos. El soma llenaba los vacíos existenciales y creaba en el individuo un estado de felicidad absurda, un placer que le bastaba para aplacar todo mal existente.
Aldous Huxley detalla la vida de esta futura sociedad en Un mundo feliz, novela de ciencia ficción que refiere a una sociedad de tecnología avanzada, en donde cada ciudadano goza de una falsa felicidad, que no es más que el resultado de un condicionamiento basado en la hipnopedia -transmisión de mensajes repetitivos durante el sueño-. De esta manera, cada integrante de la gran sociedad estaba satisfecho de ser quien era y ocupaba un cargo según la raza a la que pertenecía, y si sentía algún malestar ligado a las emociones, lo solucionaba con unas tabletas de soma.
La utopía de Huxley es una mirada al mundo futuro, pero de manera sarcástica. El escritor inglés, destacó por ser un gran intelectual prematuro que influía con sus ideas ligadas a la libertad humana. Como periodista, viajó por todo el mundo y tuvo un notable interés en la filosofía oriental, que se contraponía a los trastornos generados por la civilización occidental. Influido por el ancestral pensamiento, escribió libros que pregonaban el pacifismo y las ideas espirituales de los Vedas. Años después, descubriría drogas como la mescalina, LSD y psilocibina, estupefacientes sicodélicos que le permitían ver con “claridad” los problemas existentes en el mundo moderno.
El LSD -droga que induce a estados alterados de conciencia, comparados a los de la esquizofrenia- se hizo popular entre los artistas de la época. The Beatles, The Doors (banda inspirada en Las puertas de la percepción, libro espiritual de Huxley) y Pink Floy, fueron algunos grupos que la consumían abiertamente; incluso, el grupo liderado por Jhon Lennon grabó la canción Lucy in the Sky with Diamonds, acróstico del LSD. Aunque Lennon negó dicha relación, el video clip decía lo contrario: era una animación en colores sicodélicos que representaban una alucinación.
Huxley rechazó -como lo hiciera después el líder de The Beatles- el título de Caballero de la corona británica. El alejamiento hacia lo material y superfluo fue la consigna mística que lo acompañó hasta el final de sus días. En el lecho de muerte, al no poder pronunciar palabra alguna, le pidió por escrito a su esposa 100 microgramos de LSD, lo que le permitió morir apaciblemente, oyendo, desde el más allá, la lectura del Libro tibetano de los muertos, como lo había deseado. Murió a los 69 años.
Felipe Revueltas
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